ACTITUD

 

" Hablando de la situación de ánimo con respecto a una persona, colectividad, asunto o doctrina, actitud equivale a posición, a disposición." Así comienza la presentación de este tema de reflexión que proponemos, y que consta de 3 capítulos.

Presentación

El primer capítulo se llama "Conversaciones- descubrir es todo" 

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El segundo capítulo es "Comunión en la Fe - Causa de la Iglesia" 

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El tercer capítulo es "CARISMA para los que se sienten alejados"

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Presentación                                                                                                          

Actitud es una manera de exteriorización. Hablando de la situación de ánimo con respecto a una persona, colectividad, asunto o doctrina, actitud equivale a posición, a disposición.

El tema que presentamos con el nombre  “Actitud”, consta de tres capítulos.

Comparte algunos pensamientos sobre una realidad que se viene modificando y que, en el contexto cristiano, muestra una mejor comprensión de la vida y el valor del testimonio de los laicos en la naturalidad de lo cotidiano.

Es una exposición reflexiva sobre el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, sobre sí mismo,  en especial sobre su carisma y cierta tensión que su puesta en práctica origina en su propia estructura organizativa interna. 

Siendo el carisma la vida trascendente del cuerpo,  como lo es el alma en el ser humano,  los ponentes de la reflexión no escatimaron esfuerzos en ahondar en todo lo que pudieron la mentalidad de los fundadores, presentando un ejercicio que invita al discernimiento,  diferenciando dentro del carisma,  lo que es esencial de aquello que es importante o accidental,  para que estos últimos, tengan ese,  su lugar, a veces conveniente, en otras calificado, a veces secundario, en casos eventuales, actitudes que tienen que continuamente estar supeditadas a lo esencial, a lo más puro, a la naturaleza de las cosas, en lo que, en cuanto a carisma y fundador,  refieren  a una unidad de espíritu y criterio precedente y procedente del Espíritu. 

En un aporte a la búsqueda,  la primera parte o capitulo, trata de dar una visión sintética de los acontecimientos que acompañan la marcha de este movimiento laico en la Iglesia. Hacen una referencia más explicita de los años  recientes, y dan  razón, aunque todavía de manera sesgada,  que en la década del 90,  se evidencia un retorno a las fuentes,  un encuentro del espíritu y criterio del Movimiento  en los iniciadores. 

En este sentido, los autores presentan,  nos participan, de algunas inquietudes de dirigentes que en la década última pasada,  han incentivado la búsqueda de los orígenes en sus raíces, en el que Eduardo Bonnín es referente ineludible para la identificación e interpretación del principio del principio,  y a quien en el tiempo se unieron y se unen otros.   

En los comienzos del milenio, tenemos en nuestro surco, una mayor disposición para descubrir lo que hasta aquí estuvo oculto. Sabemos que en ello encontramos semillas sembradas por otros. Esto afianza un sentido de comunión en la fe, en la que sacerdotes y laicos vamos entendiendo y experimentando el crecimiento que nos trae, disponiéndonos a lo que a cada uno le es propio, complementándonos mutuamente,  en donde el Amor orienta y hace circular  recíprocamente los valores de Dios,  que sabemos,  nunca faltan ni cambian.

Esta temática de comunión tan solicitada siempre, es puesta a reflexión en el segundo capitulo, donde  la  espiritualidad laica, su necesidad de ser asumida en la comunidad de fe, es esencial en todo tiempo, pero especialmente en éste,  por la particular trascendencia que tiene el laicado para dar mejor respuesta a Dios y a los hombres.

Los autores muestran al  Movimiento  decidido a la unidad y dicen,  que estamos en tiempo de Gracia para que ello tenga ahora pasos más firmes. 

El tercer y último capítulo,  deja abierta la inquietud de lo que hasta aquí no pudo movilizar el Movimiento de Cursillos.  Presenta una visión de interrogantes no resueltos y probables futuras actitudes,  en cuanto a la labor apostólica del Movimiento. Comparten algunas ideas y se manifiestan solidarios con algunas de otros.

Este capítulo apunta especialmente a aquellos que creen pueden aportar pensamientos y en esto, ¿quién puede quedar fuera cuando el corazón está lleno de fuego y la mente de ideas? 

Superar los inconvenientes desde el método propio del MCC,  desde su carisma,  contando con el decidido apoyo de los organismos operacionales de servicio, creen posibilitara  llegar  a más personas y a los lugares más remotos.

Los autores, con mucho temblor y temor,  creyeron ineludible dejar de expresar estos pensamientos. 

La reflexión pretende frutos para Cristo en bien de la humanidad. Trata en última instancia de poner en práctica todo aquello que hoy vamos comprendiendo mejor,  de manera, que  las ideas lleguen a ser encarnadas por más.

Comparte un pensamiento sobre la realidad y esto requiere respuesta primero de nosotros. Ser conscientes de la circunstancia del hombre actual,  requiere de la adaptación necesaria,  para que se manifiesten los distintos matices de la verdad que es una sola.

Sobre esto,  nos enseña el Espíritu por medio de las continúas exhortaciones de nuestro querido Santo Padre, que nos solicita,   renovemos el movimiento  en el ardor y en el  método adecuado.

Con y en ello,  tenemos y hemos de posibilitar un mayor contacto,  una convivencia con los otros,  un estar vinculado a la verdad, para que adhiriéndonos de continuo a Cristo en aquellos “alejados”,  nos fortalezcamos en el ser y en el hacer,  en medio de ideas,  vertebrando con ellas la comunidad,  la sociedad.  La decisión de la exteriorización,  como siempre,  es personal.

                                                                                                                             Editorial De Colores

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PRIMER CAPITULO  

                                                       Conversaciones                                                                      Descubrir es todo

Prólogo:

Con este tema procuramos pensar un poco lo que viene sucediendo en el movimiento que iniciaron los cursillos.

Reflexionar sobre lo que aquel grupo  laico que ya en 1941 los perfilaba y que en la actualidad quiere mover lo que hasta ahora no consiguió  movilizar.

En los comienzos,  los laicos tuvieron que lograr que la jerarquía  recibiera a los cursillos y los oficializara en la diócesis de Mallorca. Iniciaban un movimiento, una búsqueda, entre otras cosas,  para ayudar a descubrir la vocación seglar,  dentro, pero fundamentalmente fuera  de la Iglesia, en el mundo.  Ahora se repite la inquietud en una interpelación de nosotros,  con motivo de llegar en estos tiempos a aquellos  más posibles en los ambientes,  acción  que se viene realizando,  la que creemos,  se puede mejorar y  no se debe dilatar.

Este artículo,  trata algunos de los acontecimientos sucedidos en el MCC en la década pasada. A la vez  también, expone brevemente algunos otros anteriores, que hacen a un recontó de situaciones, de actitudes, que conocidas,  valoradas por quienes las tenemos como testimonio de aquellos que las vivieron, venimos a compartirlas con la ilusión de encontrar entre todos, los más posibles,  aquello que podemos aprender del Carisma de nuestro Movimiento.

Pretende ser una síntesis que nos permita contemplar a través de un viaje,  como adormecidas palabras,  pueden aparecer y escucharse en la más preciada realidad de la verdad.  Esto va sumando de a poco, va devolviendo a la comunidad,  por medio de hechos,  lo que el Espíritu  regala y solicita,  haciéndonos presente,  no olvidar abrir el código de amigos y compartir algunas vivencias de cierta resonancia de  nuestra  historia como movimiento laico en la Iglesia Católica.

La motivación es que nadie quede fuera,  para crecer cada uno y colaborar en la comunidad al bien común,  en la unidad de la  libertad y la verdad.

Los Cursillos de Cristiandad tuvieron inconvenientes desde sus orígenes y en el momento de su dilatación por el mundo, sus fundadores, fueron despojados de su legítima verdad para orientar el Movimiento.

Al no ser incorporados aquellos que iniciaron los Cursillos a los grupos de servicio internacionales,  se resta en la expansión global,  una posibilidad sustancial para integrar el pensamiento fundacional en ese ámbito.

Fue la década del 60,  la que muestra la extensión de los Cursillos y el desvío notorio de lo pretendido por la mentalidad de los fundadores. 

Fue ese efectivo distanciamiento de Mallorca,  lo que hizo que el pensamiento de origen pasara a ser un referente a quien se nombra,  pero que no se le conoce,  al menos,  en la medida de lo que corresponde en cuanto al criterio y espíritu que proporciona.      

La década del 80,  comienza a mostrar un cierta disconformidad del grupo fundador ya esbozada en la anterior.  Presentando una explicación de ello, los iniciadores,  hablan de ciertos desvíos del MCC a través de un  manifiesto al que llamaron “Los Cursillos de Cristiandad,  realidad aún no realizada”.

Desde entonces,  el Movimiento fue encontrándose con afirmaciones gradualmente constantes y provenientes del grupo fundador, en las que estos manifestaban su disconformidad y a la vez señalaban sus deseos de que el Movimiento volviera a su  enfoque inicial, simple y profundo. En la estructura del MCC, se fueron evidenciando algunas búsquedas del carisma de fundación y  reconocimientos destacados a  Eduardo Bonnín.

Reiteramos en esta puesta en común, algunos antecedentes conocidos y algunos matices quizás nuevos que hacen a una interpretación de una realidad,  que necesita que cada uno dilucide y descubra por sí, aunque no podemos,  en casos,  evitar dar  nuestro pensamiento.

Si en alguno se  provoca un deseo de ahondar en los temas o criticas,  esperamos esos comentarios, que nos pertenece aportar a todos los que nos apasionamos por esta Obra del Espíritu Santo que lleva el nombre de Cursillos de Cristiandad.

                                                              Juan C. Carvajal – Alberto M. Monteagudo 

Algunos antecedentes de la gestación

La fecha decisiva de Agosto de 1944 para considerar al primer cursillo con la nueva modalidad y la de Enero de 1949 para el primero numerado en la misma sintonía, no dejan de ser unos acontecimientos que reciben el espaldarazo definitorio en Noviembre de ese año al brindarle Mons. Hervás  su  bendición y aprobación, cerrando con un pronóstico -acertado en el tiempo- de que siempre los cursillos tendrían oposición,  detractores,  pues esta es la característica de lo que sucede con los  discípulos de Jesucristo.

Esto no quería decir que el Cursillo del 19 al  23 de Agosto de 1944,  primero de todos,  fuera reconocido y que la creación proviniera de un grupo laical,  ni que tampoco el Cursillo Nº 1 del 7 al 10 de Enero de 1949,  fuera conocido como un Cursillo diferente a los que se venían practicando. Era un Cursillo más, con la diferencia que ese se numeró.

El movimiento donde el sacerdote encuentra su rol en la orientación espiritual de las conciencias y el laico incorpora sus conocimientos de vida en el mundo,  se manifiesta a través de vivencias.

El resultado que se procuró en la trabazón de vida entre laicos y sacerdotes, siempre encontró escollo en aquellos que veían las iniciativas de los iniciadores en oposición a lo conocido institucionalmente y esto,  derivó en el traslado de Mons. Juan Hervás a Ciudad Real.

Es por entonces cuando Mons. Hervás escribe la llamada “Carta Magna de los Cursillos” y ello dio nuevas posibilidades de comprensión y convicción. “Los Cursillos de Cristiandad, instrumento de renovación cristiana”, fue una respuesta para las versiones contrarias a la obra que Mons. Juan Hervás  había aprobado.

Por más que no se logre la amistad en la dimensión pretendida,  es en Cursillos,  la que da el tono y valor de acuerdo a lo que tanto el Antiguo y el Nuevo Testamento le asigna.  Por lo tanto,  más allá de lo que se logra, hemos de concordar que la amistad fundamenta todo intento espiritual y es el medio con que contamos para que desde este sentido de cristianía,  que creemos envuelve  toda actitud de conversión,  vaya atrayendo  una convicción,  que  haciendo más fuerte la fe, en donde la alegría,  expresión,  necesaria y esencial,   puede vivirse y compartirse en la diversidad de personas en las Ultreyas,  en que las vivencias y convivencias cotidianas,  ayudan al crecimiento espiritual de las mismas y de los grupos que a ellas  pueden llegar.

El nuevo estilo de cristianismo que los cursillos trajeron, siempre encontró dificultades y el P. Gabriel Seguí, sabiendo que corrían versiones inexactas,  creyó necesario en 1969, salir en defensa de la verdad objetiva y escribió un documento que tituló “Orígenes de los Cursillos de Cristiandad 1941/1949”. Este hecho,  produjo la discusión sobre los orígenes de los Cursillos.  La polémica se manifestó por la reacción  de otros sacerdotes, que en lugar de correr por un carril de búsqueda de la verdad, resaltaron la diferencia.  Eduardo prefirió no intervenir. Ese silencio por el que optó para restarse protagonismo y  no contradecir a personas que habían ayudado a Cursillos,  entre las que se encontraba el mismo Mons. Juan  Hervás,  el Obispo de los Cursillos,  el P. Juan Capó,  el teólogo de los Cursillos, le sirvió para cuestionarse más de una vez su actitud, que siempre justificó, era para que los Cursillos siguieran. 

Los cursillos tuvieron desde el inicio un fuerte sentido reflexivo, donde el concepto vertebración de ideas,  se conecta directamente con el de vertebración de ambientes, pero para el grupo iniciador,  fue tanto o más importante el primero, es decir el de vertebrar pensamientos,  ideas,   reflexiones.

En 1962 aparece el libro “Vertebración de ideas” de Bonnín-Forteza,  considerado  fundamental dentro del conjunto de publicaciones del MCC,  obra reconocida al principio,  con buena repercusión entre dirigentes,  pero se cree, que  un informe de Juan Capó en el cual afirmaba descubrir más de treinta inexactitudes teológicas,  cambió el entusiasmo inicial por un silencio oscuro.   

No obstante,  el libro,  recibió elogios de sacerdotes,  psicólogos y dirigentes, manteniéndose vigente y de actualidad en el tiempo. 

En una mirada retrospectiva vemos que los inconvenientes en los vínculos, provienen de los distintos puntos de vista,  de  los conocimientos prácticos sobre los contactos con la vida. Las cuestiones nunca faltaron, incluso,  desde antes del reconocimiento oficial del Movimiento.

La primera diferencia y polémica fue acerca de quiénes debían asistir a cursillos. Eduardo Bonnín  insistía que los Cursillos eran heterogéneos y el clero sostenía la necesidad de la  homogeneidad de los participantes. Para dar a entender por dónde pasaban algunas diferencias en aquellos tiempos, decimos por ejemplo,  que no era comprensible,  no era posible que un joven estudiante pudiera participar de la experiencia de un cursillo junto a un obrero. Eran diferencias de clases sociales los primeros inconvenientes, luego vinieron otros.

No nos parece necesario hacer un recuento de las diferencias entre los distintos modos de percibir y de entender un laico, de cómo se pone en contacto con el ambiente mundano un sacerdote, pero es por allí,  donde radicaban y se evidenciaban las primeras complicaciones.

A esto se le agregaron otras,  inconvenientes debidos en muchos casos a cuestiones de obediencia,  que en un ambiente como el del Movimiento,  se entiende y se aprecia diferente entre sacerdotes, religiosos, monjas y laicos.

En aquellos tiempos,  una de las dificultades más categóricas,  fue no aceptar que los laicos pudieran tener acceso a la Teología.

Estas confusiones, aunque no se manifiesten abiertamente,  en algunos casos en la actualidad  son  imagen de unos modos,  actitudes clericales que las siguen pretendiendo,  incluso para formalizar grupos,  determinar lugares de reunión,  y dar su enfoque, a cuestiones propias de los laicos.

También encontramos a seglares que se oponen,  no solo así  mismo,  sino a otros laicos que pudieran ejercer actitudes autónomas. Es como si fuera una cuestión privativa de los sacerdotes, o dependiera de una autorización y aprobación expresa de estos,  lo que daría valor a ciertas iniciativas laicas.

A modo de ejemplo y dentro de estos tenores, Eduardo Bonnin en determinado tiempo tuvo que aceptar,  no hablar fuera de su diócesis sobre ciertos temas que hacían a la vida laica.  Esto lo hacia por respeto a las indicaciones jerárquicas que recibía.  Temas de jurisdicción, entendible entre sacerdotes en aquellos tiempos,  pero no con referencia a laicos.

Hemos de pensar que esto  a cambiado mucho a favor de la libre acción de los seglares, pero existen todavía algunos miembros del clero que siguen confundiendo el rol del laicado en la Iglesia y no valoran y diferencian la labor de estos respecto de la jerarquía. 

Laicos y sacerdotes tienen que unir esfuerzos armoniosamente para alcanzar las metas propuestas,  aunque las dificultades surgen cuando una de las partes interfiere sobre el rol de la otra.

Desoyendo al grupo de Mallorca, en España llevaron adelante los Cursillos Mixtos. Se llegó al momento en que los Cursillos se expanden por el mundo, es lógico entender,  que el país en que nacieron tenga algunos carriles que dieran a los demás algunas orientaciones. Los dirigentes (del Secretariado Nacional) Madrid,  “en lugar de aprovechar la ocasión para integrar a todos los que habían  tenido un papel importante en su nacimiento y desarrollo, no hizo otra cosa que orillar a Eduardo y su equipo, es decir, a quienes representaban la línea seglar del Movimiento. Como eran muchas las naciones que exigían la presencia de los fundadores y en particular la de su fundador seglar, a los de Madrid no les quedó otra opción que falsificar la Historia: el primer cursillo numerado de 1949 fue realmente el primer Cursillo de Cristiandad. Así se restaba protagonismo a Eduardo Bonnín y se afianzaba la línea clerical del Movimiento. Lo dijeron primero de palabra, luego por escrito y han venido repitiéndolo en todos los medios a su alcance, a medida que los CC iban penetrando en los cinco continentes. Según ellos los Cursillos no existían cuando el doctor Hervás llegó a Mallorca en 1947. Son  fruto de un plan pastoral trazado por el obispo del Consejo Diocesano de Jóvenes en 1949. En él colaboraron Capó y Bonnín, es verdad, pero se limitaban a obedecer las instrucciones que emanaban del Palacio Episcopal a través de las reuniones mantenidas con la Escuela de Dirigentes. Esta fue y sigue siendo la tesis oficial... Estas relaciones, tensas desde siempre entre el grupo seglar de Mallorca y el Secretariado Nacional de Madrid, fueron peor cuando se incorporó al Secretariado don Clemente Sánchez, Operario Diocesano, adversario acérrimo de la línea laical del Movimiento, y que mantuvo siempre una postura contraria al genuino espíritu de los CC. Y ya puede el lector imaginar cuál sería la reacción de los dirigentes madrileños ante el trabajo del Padre Gabriel Seguí, “Orígenes de los Cursillos de Cristiandad” que defiende paladinamente la tesis de Eduardo y su equipo.”(Historia de los Cursillos de Cristiandad. Mallorca 1944-2001.Guillermo Bibiloni, pag. 191/192 – Editorial Libros libres. Abril 2002).       

La sumisión del laico a la jerarquía es algo que fue marcado también en el tiempo por otro sacerdote,  el P. Cesáreo Gil, que tenía una idea de los Cursillos de Cristiandad en línea jerárquica,  con el acento propio de la Acción Católica.  Fue de algún modo un impulsor de esos criterios a un nivel más global, es decir,  promovió dentro de formas institucionales de contorno internacional un modo jerárquico clerical.  Eduardo Bonnín en su momento,  le explicó que el MCC no era como él lo presentaba. El P. Cesáreo Gil decía que los cursillos  nacieron  “ bajo el pontificado de Monseñor Juan Hervás, y dentro de un clima de  un plan pastoral,  dirigió la jerarquía, colaboraron los sacerdotes, los religiosos y algunos seglares.”  Afirmaba la línea clerical confirmada por el Secretariado de Madrid.

Eduardo Bonnín  le puso al tanto, diciéndole  que “Nuestro movimiento surgió de la Acción Católica, pero precisamente porque la Acción Católica  no nos gustaba,  no es que estuviéramos en contra, pero nos dimos cuenta que todo aquel tinglado no funcionaba, y quisimos hacer algo, no en contra de la Acción Católica, sino intentar la aventura de irnos por otro camino, a buscar preferentemente a los que nadie había contratado para  ir a la viña del Señor”.  Esto ocurrió antes de la llegada de Mons. Juan Hervás a Mallorca.

Es ahora donde estas cosas parecen que pueden pasar a otros carriles. Al ser conocida la verdad por más,  se  facilita la comprensión a través de documentos y se intenta un acercamiento en el que los laicos tienen que cuidar no sobrepasar su función, ya que en la Iglesia no deben invadir la zona clerical,  lo cuál,  no quiere decir que no tengan posibilidades de proponer y de  participar de las decisiones jerárquicas.   

Decimos que en la década del 90,  el Movimiento inició de alguna manera un camino de conversaciones, expresadas de diversas maneras.

Si por un lado podemos mencionar que las cuestiones mantienen un cierto contexto relacionado con lo anterior a este tiempo,  por otro vemos unos acercamientos que van mostrando la verdadera cara de los Cursillos y de sus motivaciones.

El P. Cesáreo Gil mantuvo sus posiciones ante Eduardo Bonnín y existen intercambios epistolares que así lo muestran y evidencian la realidad.

En esos años,  representantes del grupo oficial en el ámbito mundial,  se acercan a los fundadores en búsqueda de orientaciones.    

El desarrollo de esos diálogos todavía inconclusos en cuanto a los resultados que se esperan,  pueden pronto fructificar.

Casi diríamos que estamos en un tiempo de definiciones que pronto habrán de ir confirmando la posición laica en el Movimiento,  pero aún es dable esperar  mayor unidad,  en temas en los que el clero ayudara más al laicado.    

Creemos oportuno hacer un breve recuento de una situación,  que aunque repetida,  recién ahora puede conocerse en sus  vertientes más destacadas y diferentes,  ya que una de ellas, la espiritualidad laica, la vamos  descubriendo en pasos sucesivos en el tiempo, en el que en la actualidad,  por diversidad de factores, llega con mayor impulso,  superando ciertos contratiempos que pudieron interrumpir o aminorar anteriormente un conocimiento de la  realidad  del MCC. Es la providencia la que  ha tenido, antes como ahora,  sus razones para permitir hoy un conocimiento de la verdad,  que entendemos,  hará  tomar un  posible mayor sentido a la laicidad, a la vida de los laicos, y la evangelización por estos en el  futuro.    

Y tenemos ilusión en ello,  por los últimos acontecimientos en el Movimiento,  que muestran ciertos y posibles acercamientos de la institución a lo fundacional,  a su carisma, entrega mutua,  donde sabemos que la caridad puede. 

Compartimos estos pensamientos,  con la idea de que en la búsqueda,  tengamos una mayor  unidad en la  verdad,   siempre provocadora de  mayor libertad.

La amistad envuelve todo

Los Cursillos de Cristiandad derivan en una comunidad que pretende la transformación social desde cada persona.

Su sentido y acción de “abajo a arriba”,  procura que no represente un costo que induzca a la huida de aquel a quien va dirigido, sino lo contrario,  ya que de lo que trata, es definitivo y definitorio de acuerdo al Evangelio de Jesús, donde encontramos que Dios no pone al hombre cargas que éste no pueda llevar. El dolor termina en la resurrección.

Presentado todo en un terreno acorde a las fuerzas del hombre,  de cada hombre,  el Evangelio comprende los límites humanos y de acuerdo a ello, es como hace posible poner lo oculto a la luz de la vida,  adecuando lo humano a Su Realidad, haciendo al hombre más pleno, y dándole misericordiosamente la posibilidad de providenciar,  poner en manos de Dios, todo aquello que va  más allá de lo que puede.  

Lo logrado por el hombre,  lo será de acuerdo a sus fuerzas y no con una exigencia de Dios superior a ellas. Esta realidad, lo es, cuando toda acción se ajusta a la Palabra siempre buena y sobre todo nueva del Evangelio de Jesús, ella da frutos.

Todo aquello imposible para el hombre es posible para Dios. Es un signo de humildad del hombre pedir a Dios todo lo que no puede resolver por sí mismo.

En este sentido, es necesario atender con certeza las solicitudes de la fe y especialmente el modo de transmisión, ya que esto es lo que posibilita superar trabas. Acertando en ello, se abren espacios, se facilita hacer consciente la Gracia y esto,  se hace significativo en los demás como en uno mismo,  cuando se expande por medio de testigos.

Los Cursillos no vienen a decirle a la comunidad cristiana lo que hay que hacer, sino que solicitan respetuosamente colaboración para su servicio en su ser,  en su identidad,  expresando lo que su Carisma le pide,  le señala.

Lo prioritario de los Cursillos,  son  “los alejados”, tema candente, no fácil por ser cuestión de fe del cristianismo, todavía no suficientemente dilucidada, más que nada, en como ir a su encuentro,  como encontrarnos en ellos,   por lo que,  la necesidad de profundizar en nuestra fe y en la caridad de Cristo, es la manera de ayudarnos para llegar.

Siendo preferencia de los Cursillos todo aquel lejano a la Verdad Misericordiosa de Dios, es necesario para nosotros,  pensar que la sola mención de evangelizar los ambientes,  no define el objetivo, sino que requiere de la comunidad,  un ahondamiento reflexivo de nuestra esencia y finalidad. Encontramos la esencia que nos mueve en la finalidad que tenemos,  lo que favorece la paz,  si  aceptamos su realidad presente en todos. 

Los laicos somos la mayor cantidad de miembros en el Cuerpo Místico,  y no cabe la omisión ni las dudas para atender las exposiciones y solicitudes que hacemos desde cualquier lugar en que nos encontremos. Esto implica en nuestro movimiento, acompañar más que ser acompañados.  Que esto último no nos falte y sea proporcionado por aquellos que están al servicio de la hermandad desde su servicio.

Se trata de una comunión y de esta comunión depende la situación de “los alejados” para que puedan conscientemente acercarse a la Verdad.  Nosotros los laicos también hemos de pedir en oración y acompañar con nuestra fe a tantos que lo necesitan. 

Con las primeras conversaciones de Cala Figuera,  se daba un paso más en las fuentes de los Cursillos. Aunque relacionado con los anteriores, fue un paso decisivo en cuanto a lo comunitario y al carisma fundacional.

Desde un grupo físico reflexivo internacional, se compartieron pensamientos y se iniciaron otros en derredor de aquellos que eran temas clave de lo cristiano – según los cursillos – y desde su óptica laica. Como se había realizado en los inicios del Movimiento en la década del 40, ahora,  el grupo fundador repetía la partida, con la ilusión de una refundación del MCC.     

El camino puesto al servicio de todos los que quisieran,  tuvo  punto de “inicio” en ese encuentro de amigos  en Agosto de 1994 en Mallorca,  abriendo a escala planetaria,  inmensas esperanzas de renovación del movimiento.

También en ésta como en otras oportunidades,  el evento tuvo sus detractores, que con diversas manifestaciones, procuraron desvalorar la reunión, lo que no deja de ser por repetido, una actitud que en el tiempo queda al descubierto y muestra su falta de caridad cristiana.

Aquellas primeras Conversaciones,  recurso indispensable encontrado por los fundadores para vitalizar al hombre y en ello al mismo Movimiento, dio inicio a  unos intercambios de pensamientos y reflexiones “fuera del marco institucional” entre dirigentes de diversos países junto a los fundadores. Otros fueron acompañando con alguna actitud  por el estilo  en lo oficial,  provocando un movimiento, cada vez más constante, impulsado e impulsando a dirigentes y estructuras operacionales a una  relación solidaria,  de apoyo recíproco entre personas.

Así nos encontramos con grupos no institucionalizados, que compartiendo sus ganas, sus pensamientos, en casos,  también entusiasmó a algunos representantes de la organización del Movimiento y también lo institucional avanzó en reflexiones profundizando sobre el Carisma según Mallorca. 

Esta transformación interna de nuestra comunidad, tuvo un recorrido, que “comenzado” en las primeras conversaciones, continuaron con varias manifestaciones, entre las que encontramos las de Eduardo Bonnín haciendo públicas expresiones de descontento con la actuación  de Secretariados nacionales. 

No es que esto fuera nuevo,  lo “nuevo” es que ahora era más conocido por algunas publicaciones.  Especialmente nos referimos al libro “Signos de esperanza” de Mons. J. Cordes. En esta obra,  es entrevistado Eduardo Bonnín en su carácter de fundador del MCC. La entendemos como una orientación vital, como las mismas pastorales que  surgen, por ejemplo,  de la Asamblea de los Movimientos y Asociaciones celebrada en Mayo de 1998 en Roma, siempre expresivas de sintonía con  los fundadores o lideres de los Movimientos, siempre respetando el carisma en ellos originado y sintonizado luego institucionalmente. 

Poco a poco las intenciones de Eduardo Bonnín  por resguardar lo original,  siempre reclamado por los fundadores,  hacen notar un desvío del movimiento y un exceso de organización concebida,  desunida a ellos. Esto fue teniendo eco en dirigentes y grupos que provocaban en algunos Secretariados Nacionales,  un acercamiento a lo fundacional,  lo que hacia,  que todo pasara a tener una seriedad de trato,  deferente, de más respeto al grupo fundador de Mallorca, en especial de Eduardo Bonnín, trayendo de este modo,  una recomposición con las ideas fundacionales.

En este caminar,  el Movimiento llegaba a su 5to. Encuentro Mundial de Dirigentes en Corea.

La Organización Mundial de Cursillos de Cristiandad,  ya se encontraba por esos días,  en los caminos reflexivos de su Carisma Fundacional y en un primer momento, solicitó el desarrollo de esa ponencia para el encuentro,  a un grupo de dirigentes que no eran precisamente de Mallorca.

El criterio privó en aquellos dirigentes, que se acercaron a Mallorca a informarse sobre el Carisma Fundacional.

Las orientaciones que recibieron,  los definió,  para que directamente Eduardo Bonnín  fuera el expositor del tema.

Así fue, y  una breve pero jugosa ponencia sobre el Carisma Fundacional del MCC,  circulo desde entonces por las estructuras del mismo,  pero sin un recibimiento significativo,  salvo algunas excepciones.

Los hechos que siguieron al encuentro de Corea,  dan muestra de ello y aunque en algunos lugares se decidió profundizar en las raíces,  no se contó con mucho empuje ni entusiasmo de la organización,  para hacer notar la presencia reflexiva que nos había aportado Eduardo Bonnín en el encuentro.

La propuesta merecía reflexiones asiduas, pero una vez más,  no había sido suficiente para provocar al Movimiento a pensar sobre su Carisma.  Mientras esto ocurría,  algunos dirigentes manifestaban que nada de lo que conocían y habían puesto en práctica y solicitaban de los demás, tenía relación con lo que Eduardo Bonnín  había presentado.

La reunión de traspaso del OMCC  de Alemania a Brasil en Alemania, contó con la presencia de Eduardo Bonnín como invitado de honor.  Tal distinción mereció el sincero agradecimiento de Eduardo, identificado como un amigo común.

A posterioridad de ese encuentro, en Abril del 2002 llegaron de la mano de los fundadores las II Conversaciones de Cala Figuera.

Otra vez Mallorca  el lugar del encuentro y una vez más los fundadores expresan su deseo de ayudar al MCC desde su Carisma, para que sea cada vez más conocido y encarnado.

Allí se presentó el libro de Guillermo Bibiloni  la “Historia de los Cursillos de Cristiandad”, que contiene vivencias de Eduardo.  Este libro aparecía a continuación de “Eduardo Bonnín un aprendiz de cristiano”  de Eduardo Suárez del Real Aguilera. Ambos libros continuaron haciendo conocer facetas de Eduardo Bonnín y de los Cursillos.

En oportunidad de estas segundas conversaciones, cursillistas de distintos países del mundo homenajearon al fundador. Se realizó a su vez, la presentación oficial de la Fundación Eduardo Bonnín Aguiló  (FEBA), cuyo objetivo principal es hacer conocer el pensamiento de Eduardo Bonnín.

En los últimos años,  Eduardo mantuvo una constante crítica al organismo global de servicio del Movimiento, constituido sin participación alguna del grupo fundacional.  Al mismo tiempo,  se percibe un acercamiento de la organización a Mallorca y viceversa,  lo que hace que la relación,  sea  por un lado tensa y por otra,  de una tendencia cálida,  sorprendiendo a aquellos que vemos estos acontecimientos.

Se entiende hasta lógico en cierto modo una tensión entre la institución y el carisma, pero ello no deja de ser toda una situación extraña,  por  falta de un encuentro más definitorio, aunque esto no desfigura el sentido de amistad.

La presencia activa de los fundadores es vida en el Movimiento

En los últimos años, las nuevas realidades, los descubrimientos o redescubrimiento del pensamiento fundacional, trajeron algunas transformaciones de dirigentes que realmente enorgullecen por su franqueza,  ya que evidencian una capacidad y humildad difícil de testimoniar.   Reconocer en lo personal,  lo que después de muchos años de ser dirigentes en el MCC descubren recién ahora,  requiere humildad.

Esta verdad reconocida por pensadores de los Cursillos, como Jorge Irigoyen, de Argentina, es un ejemplo para todos aquellos que hemos decidido acercarnos a las fuentes, en la que nos encontramos los que escribimos este artículo. 

Hemos visto en el tiempo,  que la gestión,  que lo que ha realizado  Eduardo Bonnín,   no tuvo  la asistencia que le correspondía ofrecer a la estructura operacional del Movimiento. Sistemáticamente, esto influyó para que no se conociera, al menos con la importancia que era de desear, las aristas de la mentalidad de los iniciadores. Ello desembocó en “desencuentros”  provocados por la maneras de reconocer el Carisma del Movimiento.

El hecho de aplicar el adjetivo “fundacional”  al concepto de “carisma”,   no fue bien recibido en sectores de la organización.  La exteriorización de la idea de  “Carisma Fundacional”  -concepto que en largo tiempo no se utilizó para hacer referencia al pensamiento de los fundadores-,  tenía que superar ciertos escollos,  ya que algunos pretendían que había que hablar de Carisma a secas,  para que algunos otros no se sintieran afectados.

El hecho de intentar apagar el sentido fundacional  fue decayendo rapidamente,  se  fueron superando estos inconvenientes expresivos,  hasta llegar a la actualidad,  en el que se acepta con firmeza el concepto de Carisma Fundacional y se empieza de alguna manera a distinguir, a destacar la persona de Eduardo Bonnín.

Del Carisma Fundacional es de lo que no hay que apartarse, al contrario, es a lo que  hay que aunarse.

Se suele escuchar cada vez más,  que lo que va a llenar el corazón abierto de tantos dirigentes,  no necesita mucho discernimiento, sin embargo,  aunque mucha tinta ha circulado en el tema, una gran cantidad de dirigentes inquietos, deseamos una afirmación. Vamos a decirlo y vamos a repetirlo en esta reflexión, ya que estar en sintonía,  en conocimiento y en vivencia con nuestro propio Carisma,  es lo que pide el Magisterio de la Iglesia a todos los Movimientos. “El carisma de los fundadores es una gracia de la Iglesia... no es solo personal, es colectiva, destinada a todos los que Dios llama a vivir esa misma vocación, es esencialmente comunitaria; supone pues una comunión de vida interior, una misma espiritualidad, un estilo... un lazo social que reúne a los cristianos que hayan sido llamados a Dios a un mismo servicio, a un mismo testimonio  colectivo de la Iglesia”.

La necesidad de una coordinación desde el Carisma Original, en quienes se van dando cuenta, va produciendo el deseo de esforzarse por profundizar el conocimiento del mismo.

El Ministerio de la Coordinación desde los Fundadores del MCC, es además de necesario, ineludible encuentro para decirnos quienes somos.

Eduardo estuvo presente en la Primer Asamblea de Movimientos y Asociaciones en Roma (1998), acompañado por miembros del OMCC  saliente (Corea) y entrante (Alemania).

Como decimos más adelante,  Eduardo fue reconocido por  Mons. Cordes en su carácter de fundador del MCC en “Signos de esperanza”. A la vez,  se lo ve y se lo lee en agudas críticas a la globalización de ideas y acciones institucionalizadas decididas por el conjunto de Secretariados Nacionales.  En casos, comprobamos que las individualidades de Secretariados,  se mueven unilateralmente,  independientes del grupo de Mallorca, de Eduardo Bonnín.

Lo que Eduardo remarca, es que la organización aparece como única fuente para servir al MCC en todos los ámbitos. No podemos menos que reconocer esta realidad,  en razón de que no se buscan y no se atienden las orientaciones de Mallorca.

Sin el aval de los fundadores,  se disminuye la fuerza del Movimiento y pone en evidencia la inaudita postura de darle la espalda a las propias raíces,  actitud fallida que enturbia la misión. 

Los desvíos de la organización,  están fuerte y claramente señalados en el  “Manifiesto”  “Cursillos de Cristiandad realidad aún no realizada”  de 1981,  destacándose entre otras aclaraciones,  el documento presentado en el IV Enc. Mundial de Caracas. 

Dicho documento expone  una vez más, la disconformidad de los iniciadores con la orientación que se le estaba dando al Movimiento. Fue presentado en una breve intervención de Eduardo,  que fuera concedida,  gracias a la intervención de Punyed (El Salvador) y Ordoñez (Guatemala). Lo cierto es, que el documento, como otros del grupo fundacional, no fue dado a conocer en la medida que correspondía. La mayoría de los dirigentes del MCC conocieron el mismo  muchos años después.  

Ignorando los mensajes de Mallorca,  se fue manteniendo al grupo fundador fuera de la orientación del criterio y espíritu del movimiento.  Ese IV encuentro mundial fue una clara exposición de lo que decimos.      

Si  la estructura de servicio de la organización,  se anexara a los fundadores, se logrará  un lugar de servicio autentico, homogéneo para defender y velar la identidad del MCC al amparo de los depositarios del Carisma.

Toda acción no unida a la mentalidad  fundacional pierde consistencia.

La ayuda que ofrece Mallorca al Movimiento desde las Conversaciones de Cala Figuera,  es útil y fundamental para la marcha futura del MCC  y  tiene que ser asumida institucionalmente en corto lapso de tiempo,  para el mejor logro que pretendemos. 

Tenemos el derecho insoslayable de conocer la esencialidad de la mentalidad fundadora de Cursillos para poder llegar a más hombres desde ese criterio y espíritu evangélico orientador.

Por lo dicho,  nada mejor que interpretar esto desde cada uno,  persona o grupo. Sabemos que es el conocimiento lo que hace que  uno ame más y mejor.

Participar de esta búsqueda, de este estudio, de este conocimiento del Carisma, es como encontrar el premio que no buscamos y que necesitamos agradecer a Dios, claro está, si nos damos cuenta.

Siempre Mallorca quiso que surgiera un grupo que avanzara sobre el “que” de los cursillos, que los estudiara seriamente;  pues bien, esperemos ahondar  más en la búsqueda de esta joya y profundizar en la extensión de la amistad que nos ofrece Dios.

Él,  que siempre se acerca primero, es la  Fe,  manera que Dios en Jesucristo tiene para llegar a nosotros,  para venir a nosotros.  Nuestra religiosidad es el modo, la manera que tenemos nosotros para acercarnos a Él.

Su amor incondicional por cada ser humano, es por cada uno y hemos de desplegarlo hacia todos los rincones de la tierra.

Y si nosotros somos uno más en el mundo,  y en un día tan especial, - como todos los días – creemos que podemos encontrarnos con el otro,  un igual,  es cuando justamente en ello, afirmamos nuestra fe en nuestra religión católica, porque al querer y ayudar a ejercitar la libertad de la persona, a encontrarse en sí misma,  con Cristo y con los demás, algo late dentro del alma y esto nos lleva a unos y a otros,  a aceptarnos como somos y a no procurar nada del otro a modo de resarcimiento.

Con estas actitudes, estamos en la bendición que Dios regala. Cuando se pide beneficio, eficacia, así sea en aras del camino de salvación, es un trueque,  donde  tanto  me das  tanto vales. Esto esta referido a un hecho concreto de canje, no a lo de Dios, que siempre ungido de gratuidad,  nos hace pensar,  que en casos,  podemos estar en la antítesis de lo que tendríamos que expresar.

No estamos en este discernimiento en la búsqueda de un premio, de una dadiva,  sino,  porque adquiriendo más conocimiento es como crecemos, como creemos que podemos amar mejor.

Se es más amigo, se es mejor persona, en la medida que amamos lo que conocemos.

Junto a los fundadores aparecieron en la cosmovisión comunitaria, algunos hombres en unidad con la línea fundacional. No necesitan que los nombremos,  ellos se conocen.

Lo real, lo que ha venido sucediendo últimamente, parecería que lo que antes era desatendido, ahora es posible admirar y mirar en esta vidriera de lo fundacional, que nos permite una mejor comprensión de los inicios del Movimiento y la alegría de sentirnos acompañados,  entre amigos.

La ordenación y coordinación hoy, significada en la anexión a los fundadores,  sería ideal lograrla y afirmarla,  para venir desde ellos en fusión.

Dijimos antes, que de diversas maneras esto viene ocurriendo,  pero de modo particular, incipiente y acentuado desde las Primeras Conversaciones de Cala Figuera.

En varios lugares del planeta hay muestras de este querer volver a las raíces, a los pensamientos iniciadores del movimiento. En la década del 90,  por medio de visitas de distintos representes del OMCC a Mallorca, esto se  fue haciendo  realidad. En varios dirigentes y en diversos lugares se va volviendo a las fuentes. 

Fueron a Mallorca en búsqueda de orientación representantes del OMCC,  grupos de Canadá, Corea y Alemania respectivamente,  procurando el contacto con Eduardo y algo fue mejorando las relaciones entre organización y carisma,  sin embargo,  es notorio que no termina de confirmarse la cohesión necesaria.

En la Ultreya mundial del 2000,  Eduardo fue invitado a hablar. Esto muestra un cierto afecto y respeto hacia su persona.

En su nuevo manifiesto, Eduardo en Roma,  volvía a señalar a la persona como el destinatario del mensaje.

Se dan  algunos otros indicios en el MCC que marcan tendencias que fueron acompañadas por hechos concretos, que como dijimos anteriormente,  aparecen en un espacio más definido, en el que dirigentes de distintos países,  expresan su reconocimiento a Eduardo Bonnín.

“Historia y Memoria de los Cursillos”  primero, “El pensamiento de Eduardo Bonnín” después  y  “Volviendo a las Fuentes” luego,  fueron correlativamente en la década del 90,  los documentos que agregaban un poco más de luz, una necesaria aclaración que ya venía en marcha.

Algunos hechos,  dan paso a una inquietud que Eduardo pretendía desde hacía muchos años y se llegó así a concretar, -en ardua tarea del OMCC-,  la presentación de sus estatutos, anexándose al  más significativo organismo laico en la Iglesia Universal.

Las actitudes “tozudas” de  Eduardo Bonnín  manteniendo aquello que pregona con su vida,   primero con convicción y luego con  constancia,  para continuar lo que cree es Obra del Espíritu Santo,  es a todas luces  entendible,  cuando se cree en Espíritu y en Verdad que es así.  Por esto,  es que los fundadores y los que siguen esa escuela han de estar presente,  es para ellos,  más que un derecho un deber,  hacer conocer y continuar expandiendo la mentalidad inspirada.

Los movimientos...... se constituyen en torno a una idea-fuerza que es la MISTICA que viven todos los miembros y les congrega en torno a una figura carismática que la ha encarnado primero y que la propone continuamente”.(El Movimiento de Cursillos de Cristiandad en la Pastoral Diocesana. Mons. Camacho). 

Juntos en el estudio de la realidad ambiental

Mallorca quiere ayudar al MCC desde una alternativa diferente. Junto a Eduardo Bonnín buscan el conocer al hombre,  dilucidar la realidad de las circunstancias que le rodean. 

En Mallorca,  piensan que un grupo de dirigentes puede estudiar la realidad y llevar adelante lo que revive la ilusión del movimiento, renovando su ardor, con el objetivo de ser llevado al mundo. Esto tiene una finalidad primordial,  llegar a los más lejanos,  aquellos que por motivos diversos  no tienen contacto con la Verdad que  libera.

El planteo es que  el mensaje tiene que llegar a más gente en el mundo, con una adecuada transmisión a la realidad del hombre, para que este conscientemente se deje querer por Dios, y con  “frescura de estreno”,   intente en un franco encuentro,  presentarse tal cuál es y colaborar en su propia transformación. Tenemos que intentar el encuentro,  hacerlo verdad, en  una vida  hecha  realidad  primero en nosotros.

En el mundo,  vemos movimientos que son producto de la insatisfacción social. Cada vez más personas se identifican participando en lo nuevo,  haciendo suyas la articulación de orientaciones y acciones que se multiplican en el planeta.

Es una especie de resistencia a lo que nos amenaza, a lo que puede ser nuestra desvalorización, nuestra “destrucción”,  por lo que,  quizás nunca como ahora, una autodefensa puede ser una ofensiva, por lo menos, desde la visión-actitud en la que cada uno en su lugar, aúne  fuerzas desde lo que lo incomoda,  jugando un rol participativo inédito.

Así desde el hombre, se van  transformando regiones, se van superando límites, ganando en identidad y en valores culturales.

Es un intercambio de experiencias,  que cada vez se hace más común, que nos está mostrando un monumental despertar humano.

Es un inicio de algo que no podemos determinar por dónde se definirá, pero esperamos o más bien haremos todo lo mejor a nuestro alcance,  para que lo necesario para sanar el alma herida de la gente,  llegue lo antes posible.

Es sincero y racional decir que en este sentido, para construir en esta vida, deben existir unos hombres y mujeres, que conociéndose,  desde la amistad,   favorezcan la realidad de un mundo mejor. 

Por eso, este pequeño grupo o comunidad que integramos los que pasamos por la experiencia de Cursillos de Cristiandad,  no podemos dejar a esa vida que se vislumbra cercana, sin ponerle nuestra parte de fe y esperanza, ahora, porque después,  ya no importaría, al menos en la dimensión de lo que podemos hoy.  Hemos de poner ilusión en la vida en nuestro lugar y ahora.

No podemos creer que todos estaremos en un pensamiento único, pero sí, que cada uno de aquellos que podemos aportar lo nuestro,  no dejaremos pasar la oportunidad, aunque cometamos algunos errores.      

Conscientes de la Gracia, convencidos de que Cristo Jesús es Amor destinado a cada uno y a todos, es como  hemos de ir a nuestros hermanos.

Mallorca ofrece y los que lo deseamos,  podemos encontrar nuestros orígenes como movimiento 

Si me salgo tengo que volver, si no estoy, tengo que integrarme, y si estoy, tengo claro que en Cristo todos los hombres de buena voluntad – en el respeto mutuo- pueden admirarse aún más unos a otros. Es un cambio de actitud, que propone la posibilidad de unidad,   más allá de razas y creencias de fe.

La creatividad no puede venir procurando ser creativo, sino, actuando desde el Creador. El Evangelio es creativo, entonces es lógico que la verdad es un encuentro con la felicidad y que ambas,  se construyen con las actitudes de cada día, de todos los días.

Es razón fundamental que nos coloquemos frente a lo primero, que logremos la manera visible que la Institución, los organismos del MCC adhieran a Mallorca en unidad al Carisma y sirvan desde él. 

Seguimos las señales de Jesucristo, y esto es así, porque si se reduce a que estamos siguiendo a los fundadores, sería algo,  que tras confundir la perspectiva,  es un serio equivoco de apreciación. 

Para que junto a los fundadores podamos refundar y ayudar al Movimiento,  necesitamos primero,  detenernos a pensar,   que a quien seguimos es a Cristo, de lo contrario, la verdad llegará igual y será realidad con el transcurso del tiempo lo que Dios decide, pero entonces se habrá visto afectada la acción de servicio, ya que no habremos logrado dar el lugar que corresponde a los fundadores y a los Secretariados del MCC,  para que se unan en el tiempo y forma que en la actualidad es posible,  “completando”  lo que haga falta a la  labor común. 

Hecha esta aclaración que nos pareció necesaria  para conformar con mayor seguridad la libertad de acción de cada persona o grupo, consideramos,  se puede dar la puntada que colabore, con una definición de unidad que se vislumbra y entendemos se viene.  El bien común,  reclama que esa unidad, esa adhesión de la institución a su Carisma,  se  formalice,  en la integración de los propios derechos que todo Movimiento debe ejercer. 

La organización  que los fundadores afianzarían con una mayor participación de sus pensamientos, de sus ideas, aprobaría la coordinación futura, le daría su aval, esto sería un servicio autorizado y sumamente útil para todos. 

En estos tiempos que  solicitan  un lugar para conocer las raíces del MCC,  viajando en una misma barca,  como es lógico, al llegar a puerto, tiramos el ancla comunitaria en el de Mallorca. Allí nació la FUNDACION EDUARDO BONNIN AGUILO,  un espacio abierto a lo fundacional, dispuesta para aportar la dotación intelectual del Carisma del MCC a quien lo requiera.

Es ahora donde es posible una más amplia participación en las decisiones

Vemos una manera más amplia de relación en nuestro movimiento, lo que muestra que se da la mano lo oficial con aquel dirigente que al margen de su función, dentro o fuera de la estructura institucional, puede aportar lo suyo, inquietud que le posibilita llevar, cuidar y velar la mentalidad de los fundadores a todos. En esta realidad, están jugando un rol muy importante los medios de comunicación, en esto nos referimos fundamentalmente a Internet.

También encontramos reuniones oficiales donde se producen otras no formales, lo que muestra apertura de participación, intercambio de opiniones e ideas más libres,  de las que surgen propuestas concretas, que no sirven sólo como para abrir ideas, sino,  que tenemos experiencias que algunas terminan en hechos.

En la comunidad hay muchos poetas, artistas dispuestos a dar un nuevo colorido a la realidad, siempre buscando fuerzas en las alturas,  pero con los pies bien puestos en la tierra.

El cursillista no se queda esperando indicaciones de lo que tiene que hacer. Los artistas ejecutan decisiones sobre los rumbos que deciden tomar. 

Ya antes hubo otros que pusieron lo suyo,  por lo que tuvieron que asumirse en sus límites y avanzar en y por sus aspiraciones.

Se trata ahora de que cada uno decida y junto a otros,  estudie  la realidad y su transformación al Evangelio.

Un carisma al servicio de todos desde la Iglesia

Se puede decir que los Cursillos de Cristiandad nacieron con todas sus connotaciones y valores cinco años antes de la fecha oficial.  Incluso aún más, se puede decir que la “semilla germinal”, el soplo inicial del Espíritu,  se manifiesta unos doce años antes, cuando Eduardo,  en “El contacto con los jóvenes del ejercito, encontró que el hombre que lo rodeaba, a pesar de vivir en ambientes no cristianos y aún hostiles para la religión, conservaba valores y comportamientos evangélicos, según él, “ aún más cristianos” que los que existían en los ambientes religiosos”.  

El corazón de aquel grupo inicial,  era laico. Se realiza el primer cursillo en una casita junto a la playa, en un ambiente natural a la vida de los seglares, en medio del mundo. Es normal que contaran con la ayuda de algunos sacerdotes, de otra forma sería imposible.

Como la realidad siempre lo indicó, más que una estructura institucional, el MCC es una adhesión a unas ideas fuerza y al espíritu que anima a sus fundadores, que después de mucho batallar, - orientados por Eduardo Bonnín -  mantienen lo que el Espíritu  puso en sus manos,  continuando la insoslayable administración de esos dones. 

Contemplando su configuración de asociación laical, fácilmente se puede encontrar elementos que valoran lo eclesial,  por lo que,  reuniendo todos los requisitos de eclesialidad, es un Movimiento laico en la Iglesia Católica.

El Carisma Fundacional, decisivamente de visión y misión laica, configurado en las ideas fundacionales que se explicaron en las Primeras Conversaciones,  requiere de aquellos que optan por estudiarlo y conocerlo más,  que los valores que del mismo surgen,  al ser conocidos,  necesitan ser encarnados.

Lo fundamental cristiano es más que una doctrina una realidad, un camino, una verdad, una vida que hemos de peregrinar, conocer, vivenciar, dentro de las ilusiones que surgen.

Ser cristiano es más que dejarse amar por Dios, es vivir convencido y asombrado que a pesar de uno, es así por decisión de Dios. 

El mensaje de Cursillos de Cristiandad, si bien es para todos, tiene preferencia por “ los alejados” de la Verdad.

Esta prioridad evangélica de Jesús,  se pretende,  haciendo llegar un mensaje esperanzador a los ambientes. En el mundo encontramos a aquellos a los que sabemos,  Jesús viene constantemente con su Misericordia.

Para que esta realidad, sea mejor comprendida,  es necesario poner al hombre en circunstancia de que le sea posible recibir y encontrarse en el Evangelio. En este sentido,  nosotros hemos de contemplarlo en su situación y no utilizar a la misma,  -cuando el criterio lo indica-, como barrera para cerrar las puertas a un Cursillo. 

Algún caso “irregular”,  tendrá que ser tratado en forma particular, con un estudio serio de la circunstancia,  procurando,  que si el criterio deriva en la imposibilidad de participación, se deje dentro de lo posible  una puerta abierta. Después de suministrarle una seria explicación, será preferible que, quien presentó al candidato, sea quien toma la decisión de  retirar la presentación del mismo.

Algo de los orígenes y algunas motivaciones hoy,  en lo que,  descubrir es todo   

Del grupo de jóvenes de Mallorca orientado por Eduardo Bonnín,  surgieron los pensamientos que anticiparon las intuiciones del Concilio Vaticano II.

Eduardo Bonnín, inspirado por el Espíritu Santo, creó todo el método de Cursillos, lo desarrolló y lo sustentó, por lo que prácticamente toda la propiedad intelectual o literaria de las ideas fundacionales y de su ulterior desarrollo le pertenecen y son su legado, que pone en manos de la comunidad,  entre otros,  por  medio de la Fundación Eduardo Bonnín Aguiló,  que resguarda ese patrimonio intelectual y hará conocer todos esos documentos literarios, como lo que sea necesario,  tanto al MCC,  como a todos aquellos que lo requieren.

La Iglesia es Pueblo de Dios en la que los laicos tenemos una misión.  En Cursillos, esa misión  nace en el grupo de Mallorca, comunidad que más que institución,  es necesario reconocer en  un espíritu,  un criterio,  un movimiento que habla lo que piensa sobre la realidad del hombre y de sus posibilidades de colocarla en línea con lo que Dios quiere.

Este desarrollo del Movimiento desde Mallorca,  siempre  hace lo que discernió,  que antes  rezando pidió y que en lo cotidiano intenta vivir. 

Pese a las dificultades que siempre se presentan,  al ser los hombres los que estamos en medio de estas cosas de Dios, este movimiento laico desde la Iglesia,  expresa,  que es fundamental tener en cuenta que “Dios se hace hombre, hombre cristiano y éste se hace mundo y el mundo se hace cristiano”. Esta realidad es verdadera cristianía, verdadera alegría en la persona,  que orientado en la voluntad de Cristo,  se  manifiesta en amistad,  sin reclamar nada a cambio, sin poder de mando,  dando rienda suelta a la decisión libre del otro,  porque en su intención,  no existe más interés que el de ofrecer amistad. Este modo de entender la manera de cómo Jesús nos trata y actuar en esa sintonía en lo normal, en lo cotidiano de la vida, es como procuramos el encuentro de la libertad del hombre con el Espíritu.

La fermentación evangélica de los ambientes,  es el entusiasmo personal de aquel que a causa de descubrir y comprobar en su Cursillo y después del mismo, que lo que le dijeron era cierto en la vida de los que se lo dijeron, hace presente, - en el intento más válido - el testimonio de Cristo. Cuando se logra esta vivencia existencial en lo cotidiano,  hace auténtica la verdadera presencia de Jesús,  supera  métodos.   

No se trata de seguimientos que siempre son de algún modo control, termómetro de los “trabajos” de evangelización.  Encausar por allí, es lo que siempre molesta y sobra en todo.  Hace perder el verdadero sentido de vivir el cristianismo gustosamente acompañado. 

Lo que integra es lo genuinamente cristiano,  manera que resulta fácil,  gratificante y alegre para sí y para el entorno. 

De alguna manera esto está diciendo que la misma actitud del regalo es vida. Lo que como regalo se recibe como regalo se dilata.

El Carisma Fundacional “ no es solamente un don ya presente en el mundo y descubierto por una persona o un grupo. Ese don tiene además la característica de esa persona o de ese grupo. Pero al mismo tiempo que esa persona o ese grupo lo va viviendo,  por  propio impulso del mismo carisma, lo va transmitiendo”.  (Hugo Zingaretti Presidente del MCC de Argentina en las II Conversaciones de Cala Figuera). 

Los signos de los fenómenos que acompañan en este tiempo al movimiento de los cursillos,  nos muestran un tránsito, un sitio por el que se pasa de un lugar a otro, esto es obra del carisma, que en la medida que se hace conocimiento, convoca, se hace vivencia,  une, en un proceso de crecimiento de las personas.  A su vez,  produce una acción y efecto en el que,  se  pasa de un modo de ser o estar a otro distinto, que se manifiesta por medio de ráfagas de viento, soplos del Espíritu.

El recibimiento, el resarcimiento y la transmisión del Carisma,  desde el mismo ímpetu que de él se desprende,  llega por este camino a muchas más personas, a los más posibles entre nosotros y  en el mundo de los ambientes naturales, en el que, descubierto y descubriéndolo en el interior de uno, de las familias, de las ocupaciones del trabajo, de las relaciones de amistad,  la realidad se transforma en  una Ultreya  permanente.

                                                               

                                                                          Juan Carlos Carvajal  -  Alberto M. Monteagudo        

                                                                      Quilmes, Pcia. de Bs. As. Argentina Junio  de 2003

 

Bibliografía consultada

“Signos de esperanza” (Mons. Paúl J. Cordes, Ed. San  Pablo 1998).

“Historia de los Cursillos de Cristiandad” (Guillermo Bibiloni, Ed. Libros libres, Abril 2002)

“Carisma/Institución“ (P. Antonio Pérez Ramos 2das. Conversaciones de Cala Figuera, Abril 2002)

                                                    

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OTRO TEMA DE REFLEXIÓN: EL ARDOR POR LOS ALEJADOS

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