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Desde Jesucristo,  la historia del cristianismo está signada por una inquietud, por una misión,  la de hacer llegar la Misericordia de Dios a los alejados de la Verdad.

Una y otra  vez se reaviva el tema y una y otra vez se requieren definiciones.

En el MCC, la historia sobre  su preferencia, no termina de enfocarse adecuadamente.

La verdad puede ser censurada, pero en algún momento se evidencia.  La ignorancia puede ser disfrazada con prudencia, pero en su momento manifiesta desconocimiento;   y todo espíritu puede ser llevado a su unidad por Jesús de Nazareth, tan sólo con abrir el corazón, dejándose guiar por Él. También, esto requiere una actitud  correspondiente.  

Hemos visto que desde Mallorca sugieren constantemente sobre la necesidad de ir a “los lejanos” que desde los inicios del Movimiento lo tienen en cuenta antes que a cualquier otra cosa, lo que nos lleva en estos tiempos a la improrrogable necesidad de profundizar en estas sugerencias, comentarios, pensamientos, planteamientos que surgen del grupo fundacional, que nos señalan  la tarea de asumir los retos y desafíos de esta prioridad.

Desde los criterios que nos aproximan al vértebra tallado en madera dura, es oportunidad para ampliar la visión y contemplar en nuestro peregrinar a muchos alejados inquietos, de fuerte personalidad, capaces de modificarse a sí mismos y por lógica añadidura su entorno, ambientes todos que requieren saber del Amor de Dios.

Se trata entonces, en esta vida, ni más ni menos,  de una situación en la que el cristiano tiene que replantearse de continuo la comunión. No se trata de una comunión solamente y siempre primera entre los cristianos, entre lo cristiano, no, se trata de no dejar de poner toda la atención en el amplio ambiente del mundo de lo cotidiano, y esto requiere una constante renovación en el modo de mirar y de apreciar,  ya que es allí, donde lo laico se manifiesta, donde Dios actúa por medio de todos y de cada uno de nosotros, donde la comunión puede ser pretendida y lograda en dimensiones de mayor efectividad.

Nos parece bueno hacer mención de este tema,  que siempre debería traer sugerencias. En algo de ello nos encontramos empeñados un pequeño grupo de amigos, que pensando que este necesario camino cristiano de siempre, hemos de recorrerlo estando cada vez más cerca de los alejados y junto a ellos transitarlo,  inexcusable  impronta para quienes somos conscientes de Su Gracia.

El replanteo fundacional del MCC de Mallorca nos hace pensar en la necesidad de vertebrar de Evangelio todos los ambientes. Y todos son todos.  La siempre Buena Noticia tiene que llegar a los más recónditos lugares de la tierra, y existiendo una  misión samaritana, - “específica  de cursillos”-  en cuanto al amor que ello presupone,  nos requiere ahondar su enfoque,  su Qué y Para qué. En este sentido,  recientemente, este reducido grupo de amigos,  procuramos meditar sobre el tema y hemos de reconocer, que de alguna manera,  nosotros mismos nos sentimos ser un poco el escollo para los lejanos, principalmente por no encontrar los mejores estados de las exigencias que requieren relacionar la fe con la vida.

Estamos seguros que no somos novedosos con lo que decimos;  no es fácil abordar la cuestión y aquellos que hicieron el intento lo saben.

Sin embargo creemos que puede ser posible dar el salto si realmente confiamos en Cristo, Cabeza del Cuerpo que formamos entre todos. 

Abocándonos a lo nuestro, es decir, en cuanto a lo que respecta a los Cursillos de Cristiandad, aquí van algunos puntos que si bien los conocemos, nos parecieron importantes volver a traerlos a la mesa de discernimiento,  que se supone siempre  necesaria en nuestro Movimiento,   amén de  compartir,  antes ya hemos orado por ello.

Para ayudar a la reflexión que ponemos a consideración, que va en procura de colaborar y corroborar que “la voluntad de” o “hacia que” no quede sólo en el plano ideativo,  creímos oportuno pensar sobre este tema fundamental del Carisma del MCC,  partiendo de las palabras siempre esclarecedoras y alentadoras de nuestro querido Papa Juan Pablo II. 

Pasamos entonces a compartir algunos conceptos de su alocución  en ocasión de la  4ta. Ultreya Nacional italiana del 6 de Mayo de 1995, de la que surge una explicación  iluminadora en cuanto que, nos ayuda a entender una parte esencial de nuestro Carisma y suma más  esperanzas a la misión predilecta del  MCC.

En los pensamientos de nuestro Papa, encontramos unos fundamentos que nos exhortan a que la preferencia por los lejanos sea ahora más existencial, más vivenciada.   

Aquellas palabras, siempre oportunas, fueron manifestadas en el marco de una Ultreya, (reunión de “todos con todos”) que tuvo lugar en un momento muy importante,  ya que venía en continuidad de un  entrelazamiento anterior sumamente venturoso en cuanto a la vida de la gente:  la misión  del MCC en Italia (1993), con las que fueron las 1ras. Conversaciones de Cala Figuera, España (1994).

 

Una manera de aproximarse a los objetivos de prioridad del MCC  

Decía Juan Pablo II :  “ La celebración de esta Ultreya Nacional está en consonancia con vuestro estilo de evangelizadores,   que se refuerza con la experiencia de comunión con el Sucesor de Pedro y con las diócesis, reafirmándose así la dimensión eclesial  como nos recuerda la “ Evangeli Nuntiandi”, “ evangelizar no es nunca y para nadie un acto individual aislado, sino profundamente eclesial”. “ Cada uno de los evangelizadores evangeliza en nombre de la Iglesia, la cual a su vez, lo hace en virtud de un mandato del Señor” (Enc.EN. 60). 

“ Vuestro Movimiento os pide ser fermento evangélico en la “masa”  del mundo. Es tarea no fácil que supone una gran humildad y una sólida fe en el Señor. Actuando en el mundo donde no faltan signos  de esperanza y de energías positivas seriamente dedicadas al servicio del bien, descubrís, sin embargo, cada día las grandes heridas que lo debilitan...” “que de vez en cuando aplasta a hombres y mujeres indefensos, el desprecio a veces solapado, de la vida humana. Poneos con vuestra discreta acción apostólica, de parte de esta humanidad herida, y disponedla para que acoja la Verdad del hombre: a Cristo.” 

El samaritano, - dice el Evangelio - se conmovió ante el caído cuando otros pasaban de largo. 

Jesús, pese a que en aquellos tiempos no había comunicación con los de Samaria, se acerco a la samaritana y con toda discreción le pidió de beber, luego de abierto el diálogo con una solicitud,  viene el encuentro intenso en aquella mujer,  que le hace decir a todo el pueblo lo que le había dicho Jesús y de que modo la conocía.  

Como conseguir y mantener este fervor evangélico del MCC

Vuestro programa espiritual y apostólico utiliza la imagen del “trípode” para indicar que la piedad, el estudio y la acción,  son las condiciones que garantizan la fidelidad a vuestra vocación.

 El evangelizador es ante todo aquel que, habiendo encontrado la piedra preciosa de que habla el Evangelio, siente la necesidad de comunicar su hallazgo a los demás.”.  “ La oración sigue siendo la gran ocasión para experimentar la alegría de ser los hijos amados del Señor. Así como también a la oración esta ligada la necesidad que tiene el apóstol de vivir constantemente la Gracia divina. De hecho no son solo sus palabras sino, sobre todo, su identidad como templo del Dios vivo, y su configuración con Cristo, lo que suscita el deseo del encuentro con Dios en aquél que está alejado.”

 Seguidamente decía nuestro Papa,  que el tercer milenio cristiano deberá encontrarnos particularmente dedicados con urgencia a la nueva evangelización, en una misión que,

 “...con renovado ardor y métodos siempre adecuados, a la acción misionera,  deberá ser siempre minuciosa y estar ramificada en todos los ambientes, testimoniando a los que están lejos el rostro misericordioso del Padre y una experiencia renovada de la Iglesia.” 

Es hora. Una vez más  podemos contemplar cómo Jesús se relacionaba con esa gente, con la que en ese tiempo todo señalaba que no había que comunicarse. No fue a recriminarle nada, estaba cansado y tenía sed,  le pidió agua y recién luego le ofreció Su Agua.

“ Después de haber preparado el terreno a la Gracia redentora, podréis ofrecer a muchos hermanos, mediante los Cursillos de Cristiandad, un encuentro intenso, liberador y gozoso con Él Señor. ”

 “ Queridísimos hermanos y hermanas; Cristo os necesita, no os sustraigáis a su invitación. Sed generosos y valientes en la respuesta.”

“...De corazón quiero animaros y os bendigo.” 

      Juan C. Carvajal, Yolando Gori, Alberto Monteagudo y Darío Tarkowski 

                         Quilmes, Buenos Aires, 22 de Noviembre de 2002

                                     

                                                                     

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